viernes, 8 de noviembre de 2013

La pregunta inevitable

Jesucristo: "Dime hijo mío, ¿cuánto has amado?"
Yo: "Perdóname Jesús porque he amado poco y mal."

Esa pregunta tarde o temprano nos la hará Jesús. Y desnudando mi interior así me siento.

Mi intención es amar más y mejor, pero como dice San Pablo, quiero hacer el bien y hago el mal. Soy tan débil... ¿cómo amar cuando el mundo no ama? Pues con la intención de hacerlo, aunque no lo consiga... Porque Dios tiene más en cuenta nuestras intenciones que el resultado final.

Pero, insisto, ante la irracionalidad de amar a quién no me ama, mi orgullo se revuelve, mi ánimo se desespera, me ciega la desesperanza de corazones helados... Contrario a lo que se piensa, el que ama es el fuerte. Solo el odio es para los débiles.

El amor es la verdad. Jesucristo es la verdad.

Jesús ensancha mi corazón. Porque como decía San Agustín, ama y haz lo que quieras. Por lo tanto, ama y no te equivocarás.


1 comentario:

  1. Un amigo ateo dice: 'yo no soy creyente, pero me gusta el amaos los unos a los otros'. Yo suelo contestarle lo que tu comentas precisamente hoy: 'El amor es la verdad. Jesucristo es la verdad'.

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