martes, 18 de diciembre de 2012

El amor posesivo no es amor

Hablo de ese amor que ahoga, anula, subyuga al otro. Ese amor que aprisiona al otro en tus caprichos y tus idealizaciones. Ese amor no es amor. Es posesión, violencia, esclavitud y dolor. Repito no es amor.

El amor es tan simple, y tan complicado también, como la unión y aceptación del otro. Ese amor requiere un amante que se dona en un amado. Cuanto más perfecto, más se dona, pero sin dejar de ser el mismo.

Contemplar la acción de la Santísima Trinidad en el plan salvífico del hombre en la historia, nos muestra muchos detalles de como es la Santísima Trinidad. Si bien es cierto que hay límites que no podemos pasar, sí podemos entender que es el amor cuando nos lo muestra quien nos creó.

Cuando interiorizamos lo que es revelado de la Trinidad, cambia la visión del hombre para siempre. Tanto de Dios como su propia imagen. Aquí ya no solo hay teología sino que la antropología juega un papel decisivo.

La diferencia con las otras dos religiones monoteísta como el Judaismo y el islamismo, es que en el cristianismo la unidad de Dios Trinitario es una unidad en comunión, no en soledad. Lo uno es divino y lo múltiple es divino. Hay tres personas y un solo Dios, porque Dios se dona y ama. La clave está no solo en el amor que une sino el amor que respeta la diferencia. Y el catecismo dice: "No confesamos tres dioses sino un solo Dios en tres personas".
"El Padre es lo mismo que el Hijo, el Hijo lo mismo que el Padre; el Padre y el Hijo lo mismo que el Espíritu Santo, es decir, un solo Dios por naturaleza". Y, a la vez afirmamos: "El que es el Hijo no es el Padre, el que es el Padre no es el Hijo, ni el Espíritu Santo el que el Padre o el Hijo". (Catecismo, cf. 253, 254)

Si amas no intentes cambiar al otro, acepta a esa persona como es.


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