Bendito seas, nunca mejor dicho, Benedicto XVI.
Ahora más que nunca confiemos en el Espíritu Santo, verdadero guía de la Iglesia. No tengamos miedo pero estemos atentos. Recemos mucho. Si la Iglesia estuviera totalmente en manos humanas, desde sus inicios hubiera desaparecido por la cantidad de enemigos y por sus propios fallos.
Han sucedido signos extraños. Ayer mismo recogía la prensa del mundo una espectacular foto de un rayo cayendo en la Basílica de San Pedro, el mismo día que Benedicto XVI hizo oficia su retiro. El 28 de enero de este año, cuando el Papa soltó a una paloma fue insólitamente atacada por una gaviota. Son los signos de nuestros tiempos. Repito, no tengamos miedo. Confiemos en Dios. Pero recemos por el Papa Benedicto XVI, por el próximo Papa y por la Iglesia.
No quiero terminar sin volver a dar las gracias, desde este humildísimo blog, al Papa Benedicto XVI. Una de las mentes más preclaras del siglo XX y XXI. Muchos le achacan su falta de carisma respecto a Juan Pablo II, pero las comparaciones son siempre odiosas. Benedicto XVI fue el Papa que necesitaba el mundo, por eso fue elegido por Dios. De eso no tengamos ninguna duda.
Y ahora sí, termino como mi amiga Sol:
Te quiero mucho Benedicto XVI.
Gracias, que Dios te bendiga y la Virgen te guarde.
Pidamos a María
Madre del Señor,
que nos haga sentir
su amor de mujer y madre,
en el que podamos comprender
toda la profundidad
del misterio de Cristo.
¡Qué el Señor nos bendiga a todos!
Benedicto XVI
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