jueves, 17 de enero de 2013

1er día del Octavario por la unidad de los cristianos.

Del día 18 al 25 de enero rezamos el octavario por la unidad de todos los cristianos.

Fuente: Vatican.va

Los ocho subtemas para la semana, que evocan diferentes maneras de caminar, nos permiten concretar la distintas dimensiones de un auténtico discipulado cristiano que camina ‘por la senda de la justicia que conduce a la vida’ (Pr 12,28).


Día 1: Caminar conversando. Reflexionamos sobre la importancia del diálogo y de la conversación como un medio para superar obstáculos. Tanto para el ecumenismo, como para las luchas por la liberación de las personas en todo el mundo, la capacidad de hablar y de escuchar son fundamentales. En este tipo de conversación auténtica podemos llegar a reconocer a Cristo con más claridad.


REFLEXIONES BÍBLICAS
Y ORACIONES PARA EL OCTAVARIO


DÍA 1Caminar en conversación

Lecturas
Génesis 11,1-9La historia de Babel y el legado de nuestra diversidad
Salmo 34,11-18“¡Venid y escuchadme!”. La invitación de Dios a la conversación
Hechos 2, 1-12La efusión del Espíritu, el don del entendimiento
Lucas 24,13-25Conversación con Jesús Resucitado por el camino
Comentario
Caminar humildemente con Dios significa caminar como personas que hablan unos con otros y con el Señor, estando siempre atentos a lo que oímos. Y así empezamos nuestra celebración de la Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos reflexionando sobre pasajes de la Escritura que hablan de este quehacer fundamental que es la conversación. La conversación ha sido algo primordial para el movimiento ecuménico, al abrir espacios para que aprendamos unos de otros, compartiendo lo que tenemos en común y haciendo que nuestras diferencias salgan a la luz y sean abordadas. Esta es la forma en que se desarrolla el entendimiento mutuo. Los dones que derivan de la búsqueda de la unidad son parte de nuestra vocación fundamental de responder a lo que Dios exige de nosotros: a través de la conversación verdadera se hace justicia y aprendemos la amabilidad. Las experiencias de liberación real en todo el mundo muestran claramente que el aislamiento de las personas a las que se hace vivir en pobreza se supera forzosamente con la práctica del diálogo.
La lectura del Génesis de hoy y la historia de Pentecostés reflejan a la vez algo de este acto humano y su lugar en el plan de liberación de Dios para su pueblo. La historia de la torre de Babel describe en primer lugar cómo es posible realizar grandes empresas cuando no existen barreras lingüísticas. Sin embargo, la historia también narra el modo en que esta capacidad es comprendida como base para la autopromoción: “hacernos famosos” es lo que motiva la construcción de la gran ciudad. Al final este proyecto lleva a la confusión de las lenguas; desde este momento tenemos que aprender a conocer nuestra propia humanidad por medio de la escucha paciente del otro que es un extranjero para nosotros. Por medio de la efusión del Espíritu en Pentecostés se hace posible de un modo nuevo la comprensión por encima de las diferencias gracias al poder de la resurrección de Cristo. Ahora se nos invita a compartir el don de hablar y de escuchar orientados hacia el Señor y hacia la libertad. Estamos llamados a caminar en el Espíritu.
La experiencia de los discípulos en el camino de Emaús es una conversación que tiene lugar en el contexto de un viaje que hacen juntos, pero también de una pérdida y de una esperanza defraudada. Como Iglesias que vivimos con diferentes niveles de desunión y como sociedades divididas por prejuicios y miedo al otro, nos podemos reconocer en ello. Pero he aquí que Jesús elige unirse a la conversación precisamente en este momento – no presumiendo del rol superior de maestro, sino caminando al lado de sus discípulos. Su deseo de tomar parte en nuestra conversación y nuestra respuesta de querer que se quede y que hable más con nosotros es lo que permite un encuentro real con el Señor Resucitado.
Todos los cristianos saben lo que significa este encuentro con Jesús, y el poder de su palabra que ‘arde en nuestro corazón’; esta experiencia de resurrección nos llama a una unidad más profunda en Cristo. La conversación constante entre nosotros y con Jesús –también en nuestra misma desorientación – nos mantiene caminando juntos hacia la unidad.
Oración
Jesucristo, confesamos con alegría nuestra identidad común en Ti y te damos gracias por invitarnos a un diálogo de amor contigo. Abre nuestros corazones para que podamos compartir más plenamente tu oración al Padre de que seamos uno, y para que, mientras viajamos juntos, podamos unirnos cada vez más unos a otros. Danos la valentía para que podamos dar testimonio juntos de la verdad y que nuestras conversaciones puedan abrazar a los que perpetúan la desunión. Manda tu Espíritu que nos dé fuerza para combatir las situaciones en las que falta dignidad y compasión en nuestras sociedades, nuestras naciones y en el mundo.
Dios de vida, condúcenos a la justicia y la paz. Amén.
Preguntas
  • ¿Dónde practicamos una verdadera conversación más allá de las diferencias que nos separan?
  • ¿Está orientada nuestra conversación a una gran empresa solamente nuestra o hacia la vida nueva que trae esperanza de resurrección?
  • ¿Con qué personas conversamos y quién no está incluido en nuestra conversación?

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