sábado, 10 de diciembre de 2011

Causa de Beatificación M. Mª Ana Alberdi

M. Mª Ana Alberdi
HOJA INFORMATIVA

LA SIERVA DE DIOS M. Mª. ANA ALBERDI

CONCEPCIONISTA FRANCISCANA

Causa de Beatificación
y Canonización.

Difusión gratuita- diciembre 2011 nº4

SU BONDAD ERA IRRADIANTE.

            Una de las características que retratan la personalidad de la Madre Ana era sin duda, su exquisita bondad que conquistaba a cuantos la trataban. Qué bien lo expresaba ella misma cuando afirmaba que: “el alma se va haciendo cada vez más capaz de amar, a medida que ama”, convencida como estaba de que el amor al Señor que ella cultivaba con esmero con una vida de fe profunda y una confianza inquebrantable en Jesús, llenaba por completo su vida de entrega total al que la eligió para ser su esposa.

            Todos los testimonios de sus Hermanas religiosas de la más diversa procedencia que la trataron y que recoge su biografía, abundan en la misma idea: “ Su fe era extraordinariamente grande, su esperanza no tenía límites, su caridad era abrasadora” (Sor Ascensión Gutiérrez, Abadesa de la Latina). Y así lo confirman las Hermanas de la Federación de Castilla, siendo ella Presidenta, cuando hablaban de la bondad que era impactante y conquistadora, nada más mirar su rostro, siempre apacible y sonriente.

            No es extraño que así fuera, cuando la Madre Ana tenía perfectamente asumido el evangelio del amor y pudo dejar escrito: “La caridad es un don de Dios; por lo mismo es una virtud sobrenatural. Es Dios quien la infunde en el alma. En Él está la fuente de la caridad… Por nuestra parte, hemos de ejercitarnos en la caridad, en el amor a Dios para que Dios nos vaya llenando de su amor…”Y añade: “Ninguna cosa puede haber más divina que querer hacer el bien a los demás. Eso es lo propio de Dios, el estilo de Dios”.
           
            Partiendo de este convencimiento, hizo de la práctica del amor una de las ruedas maestras de su espiritualidad. Su capacidad de amar se abría en todas las direcciones: a Dios, a Cristo Jesús, a la Virgen María, a la Iglesia, su comunidad y todas las demás comunidades, sus familiares y particularmente a los enfermos. Y se manifestaba de muy diversas formas: acogida, hospitalidad, escucha, generosidad, ayuda, gratitud, colaboración, convivencia, disponibilidad, respeto, amistad, acompañamiento, fidelidad, alegría, dedicación, corrección fraterna, perdón…

            Es lógico que así fuera, teniendo en cuenta que siempre tenía en su corazón, en su mente y en sus labios el mandato del Señor de que nos amáramos los unos a los otros, lo que constituye la quintaesencia del ser cristiano. Y porque tenía amor, daba amor y cuantas lo recibían se sentían en verdad amadas por ella. “De mi parte- confiesa una de sus monjas- de ninguna otra superiora he recibido ese amor y ese cariño de madre… tal como lo he recibido de Sor Ana. No sé explicarlo. Pero era un amor grande, algo extraordinario”.

            Un padre salesiano de Madrid, que la conoció y trató resume la vida de la Madre Ana con estas palabras: “Si tuviera que hacer con unas breves palabras un retrato de su vida diría: Fue una persona que supo pasar por la vida en estrecha unión con Dios, haciendo el bien a cuantos la rodeaban, preocupada más por los demás que de ella misma, derrochando por doquier palabras de consuelo, sonrisas bondadosas, con un corazón siempre dispuesto a escuchar, aconsejar, y comprender. Una de las frases que para mí retratan mejor a Jesús es esta; pasó por la vida haciendo el bien a manos llenas”. Creo que a nuestra Hermana bien podríamos retratar con esta frase: “pasó por la vida haciendo el bien a todos”.
                                                                                 
                                                                                              Feliciano Villa Rivera
                                                                                                    Vicepostulador



NOTICIAS DE LA CAUSA

Los testigos siguen declarando en el Tribunal Diocesano de Madrid

Se ruega: Manden por escrito las gracias recibidas por la intercesión de la Sierva de Dios M. Mª Ana Alberdi; cuando se trate de “una presunta curación”: enviar una relación escrita del hecho y conservar todo el historial clínico.



ORACIÓN
PARA LA DEVOCIÓN PRIVADA

Oh Beatísima Trindidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, que, en la Madre María Ana Alberdi te has dignado a bendecir a la Orden de la Inmaculada Concepción (Concepcionista Franciscana), fundada por Santa Beatriz de Silva, danos la gracia de verla pronto en los altares y concedernos lo que con Fe te imploramos por su intercesión, para gloria de tu Nombre y bien de toda la Iglesia.

Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén
(A continuación se rezan tres Glorias a la Santísima Trinidad)
(Con las debidas licencias)

De conformidad con los decretos de Urbano VIII en nada se pretende prevenir el juicio de la Iglesia. Esta oración no tiene finalidad alguna de culto público.


 La Comunidad de Religiosas Concepcionistas Franciscanas encomiendan diariamente, a la Sierva de Dios Madre Mª Ana, las necesidades e intenciones de sus devotos. El 27 de cada mes se aplica una Misa por las mismas intenciones y en sufragio de los devotos difuntos.


COMUNICACIÓN DE FAVORES Y ENVÍO DE LIMOSNAS

M. Abadesa, Concepcionistas Franciscanas.
C/ Toledo, 52. 28005 - MADRID
TEL. 91 365 56 82  

La cuenta bancaria:
Concepcionistas Franciscanas
Beatificación Madre Ana
Banco Popular 0075 0001 86 060-70851-59


No hay comentarios:

Publicar un comentario